MITOLOGÍA LATINA.
Es el dios del tiempo, hijo de Gea y Urano. Se casó con Rea. Cuando derrocó a su padre, éste le predijo que uno de sus hijos lo destruiría; por eso decidió comerse a sus hijos cuando nacían. La explicación de que el tiempo se come a sus hijos es porque pasan los siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos.
Se le representa como un viejo encorvado por los años, el cual sujeta una hoz.
Es la Madre Naturaleza, hija de Urano y Gea. Se casó con su hermano Cronos con el cual tuvo seis hijos. Salvó a su hijo meno Júpiter, dándole a su marido Saturno una piedra envuelta en pañales para que se la comiera. Júpiter fue criado en secreto, y cuando creció, con la ayuda de su madre hizo que su padre vomitara a sus cinco hermanos que se había comido. Ellos, agradecidos, le ayudaron a luchar por el trono, liberaron a los cíclopes (monstruos de un solo ojo), quienes estaban aprisionados en el fondo de la tierra. Júpiter repartió el imperio entre sus cinco hermanos, cogiendo la mejor parte para él.
Hijo de Venus. Dios del Amor. Su diversión era lanzar flechas a los humanos sin pensarlo. Sus flechas tenían doble efecto: primero amor y después odio.
Se le representa como un niño travieso lanzando flechas a los mortales.
Los romanos no solo adoptaron el arte y la literatura griega, sino que también adoptaron sus dioses y sus mitos. Por ello, la mitología de la Antigüedad clásica se ha transmitido como una unidad bajo el nombre de mitología clásica o grecolatina. En esta fusión, los latinos no funcionan tanto como aportantes de dioses y mitos, sino como los que recogen, articulan y sistematizan todo el rico mundo mítico heredado de Grecia.
En este sentido, la importancia de Ovidio y las Metamorfosis es esencial. Ovidio dota al mito de una dimensión plenamente humanizada, y lo hace a través de una honda sensibilidad y de una poderosa imaginación visual, características ambas que han posibilitado la influencia de la mitología clásica en las artes plásticas.
SATURNO O CRONOS.
Es el dios del tiempo, hijo de Gea y Urano. Se casó con Rea. Cuando derrocó a su padre, éste le predijo que uno de sus hijos lo destruiría; por eso decidió comerse a sus hijos cuando nacían. La explicación de que el tiempo se come a sus hijos es porque pasan los siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos.
Se le representa como un viejo encorvado por los años, el cual sujeta una hoz.
REA O CIBELES
Es la Madre Naturaleza, hija de Urano y Gea. Se casó con su hermano Cronos con el cual tuvo seis hijos. Salvó a su hijo meno Júpiter, dándole a su marido Saturno una piedra envuelta en pañales para que se la comiera. Júpiter fue criado en secreto, y cuando creció, con la ayuda de su madre hizo que su padre vomitara a sus cinco hermanos que se había comido. Ellos, agradecidos, le ayudaron a luchar por el trono, liberaron a los cíclopes (monstruos de un solo ojo), quienes estaban aprisionados en el fondo de la tierra. Júpiter repartió el imperio entre sus cinco hermanos, cogiendo la mejor parte para él.
EROS O CUPIDO.
Hijo de Venus. Dios del Amor. Su diversión era lanzar flechas a los humanos sin pensarlo. Sus flechas tenían doble efecto: primero amor y después odio.
Se le representa como un niño travieso lanzando flechas a los mortales.
HIDRA
La Hidra es un monstruo gigante que tiene apariencia reptiliana y múltiples cabezas. Las hidras tienen un color pardo, y el vientre entre amarillo y blanco.
Marte:
En la mitología romana, hijo de Juno y padre de Remo y Rómulo, dios de la guerra. Pese a estar identificado con Ares, es una divinidad típicamente romana, de origen itálico, conocida por los etruscos bajo el apelativo de Maris. Recibió varios epítetos, que señalaban sus atributos; los mas importantes son: Mars Gradivius, Mars Ultor y Mars Silvanus.
DIANA.
en la mitología itálica, divinidad que los romanos identificaron con la Artemisa griega. La Diana primitiva parece haber sido una diosa de la naturaleza salvaje. La más célebre es la del Lacio, llamada Diana Aricina, Diana Nemorensis o Diana de Nemi. Poseía un rico santuario en Nemi, donde sólo se obtenía el sacerdocio después de romper la rama de cierto árbol y de matar al sacerdote en funciones.
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